Ir al trabajo diariamente  se hace duro para una buena parte de la población en edad laboral. Los motivos son variados: a algunos les falta motivación, otros sienten que podrían llevar a cabo tareas de más valor para la organización, hay sectores que se sienten maltratados y otros simplemente se sienten transparentes, inexistentes o ninguneados. Otras veces, existen en la compañía problemas de fondo, ya sean culturales, de liderazgo, etc…

En cualquier caso, todo este caldo de cultivo presente en la mayoría de empresas se traduce, de forma directa o indirecta, en la cuenta de resultados.

Si bien es cierto que partimos de una crisis que ha obligado a empresarios/as y trabajadores/as a hacer grandes esfuerzos para mantener la vida de la compañía y como no, los puestos de trabajo, también es cierto que el porcentaje de ausencias ha disminuido sensiblemente.

Sin embargo, con los brotes verdes que nacen después en esta “nueva normalidad”, algunas personas vuelven a un cierto estado de relax que lleva irremisiblemente, en muchos casos, a conductas absentistas y  presentistas.

A pesar de todo ello, las empresas suelen cuantificar estos casos mediante un porcentaje, sin preguntarse qué representa en términos económicos, ni siquiera si existe algún funcionamiento, actitud o habilidad por parte de la Dirección que pueda ser claramente mejorada.

Es un hecho que, en los últimos meses, los porcentajes de absentismo en las compañías han empezado de nuevo a repuntar, obligando a las Directivas a sustituir a aquellas personas que han faltado a su puesto de trabajo incurriendo en sobrecostes de producción los cuales en infinidad de ocasiones, no pueden ser repercutidos al cliente final. También se han instalado los comportamientos presentistas sin aumento de producción a pesar de pasar más tiempo en la empresa con el fin de hacerse visibles para sus mandos.

Para hacer frente a todo lo anterior y disminuir el porcentaje de absentismo y presentismo tenemos que ser conscientes de su gravedad y de su coste, al tiempo que se ponen en marcha todas aquellas estrategias que nos faciliten su decremento.

Solucionar el problema es imperativo y las posibilidades son amplias y variadas.

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